Femmes
- Laura Isabella Meza cala
- 11 mar 2023
- 2 Min. de lectura
El pasado 8 de marzo se celebró el día internacional de la mujer.
Podría hablarles de tantas mujeres latinoamericanas que inspiran desde su voz, su carisma, su lucha y su valentía.
Pero hoy, les vengo a compartir a mi musa, mi inspiración y mi guía más importante, mi mamá.
Ella nació el 30 de mayo de 1974 hermana de cinco varones, hija de Agustín y Alicia, una mujer de casa (como mi abuela). Como en muchos hogares conservadores, la mujer era de porcelana, la que se queda en casa, la que ayuda a la otra mujer en casa a barrer, trapear y hacer la cena.
Ella es mujer, se casó a su veintiún años donde a pocos meses queda embarazada y de la cual le niegan su primer empleo. Ella dice no ser feminista, “no me considero feminista, me considero muy débil ante las peticiones, me falta perrenque”.
Ella era muy joven al salir de casa, casarse y tener su primer hijo, “mi mayor logro fue haber realizado como profesional”. Ella era estudiante, era madre, era esposa, era joven, era mujer.
Ella es mujer y le gusta ser mujer “ me gusta ser mujer porque siempre me he sentido orgullosa de mi género, y le he sacado jugo a la vida desde mi rol…ser mujer es el ser más amado y entregado a este mundo, … para que sigamos renovando con nuestro carácter y cariño en todas las actividades o situaciones que nos encontremos”
Ella es amor, es lucha, es llanto, es perseverancia.
Me acuerdo que desde pequeña siempre fui su muñeca, su muñeca que no la deja a nadie, que la ciuda como si me fuera a romper, que la protege de todo mal , que la alimenta con su seno, que la abriga con sus brazos.
En la adolescencia ella me corregía, me regañaba, me escuchaba y me daba consuelo cuando lloraba, cuando sentía que no podía, cuando sientes que el mundo se viene abajo y no lo puedes soportar.
Nuestra relación es inusual, cada hija tendrá una relación con la suya, de eso no tengo duda, pero considero que la nuestra es especial, no se si es por que cada una es totalmente diferente que hemos encontrado un balance en nuestras vidas de aceptarnos, amarnos y perdonarnos, nuestra relación va mucha más allá de madre e hija, es de mujer a mujer, de musa a musa.
Ella también me enseñó a saber lo que es el dolor, lo que es entender que hay otra vida aparte de ser madre, de ser esposa, ella es también es una mujer. Una mujer que ama, que siente, qué llora, qué grita, qué siente dolor, qué siente ausencia.
Ella me enseñó a salir adelante, a sonreír, a dar un abrazo, a encontrarle la luz a los días grises, a no dejar que las circunstancias puedan conmigo, a ser valiente, a salir al mundo, a luchar, a ser perseverante.
Podría hablarles muchas cosas de ella, pero no me alargaría a contar su historia. Su historia es de lucha, es de perseverancia, es de amor y de cariño.
Hoy podría hablarles de tantas mujeres, pero jamás ninguna como ella.
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